
En este lugar del planeta sus habitantes subsisten gracias a una economía turística casi en su totalidad. Turismo de buceo (se precia de tener las inmersiones con mayor fauna gigante del mundo) granjas perlíferas y hasta unas exóticas viñas conforman las totalidad de las opciones de trabajo a las que los locales pueden aspirar. Y eso que estamos hablando de la mayor isla de este archipiélago, que tiene setenta y seis, todas atolones de diferente tamaño. No me imagino la vida que deben de llevar los habitantes de una isla pequeña. Pura contemplación.
A pesar de las pocas posibilidades que ofrece la isla, tenemos Internet, varias emisoras de radio y hasta cuatro aviones diarios que la conectan con otras islas; pocos productos frescos, salvo pescado, y locales tremendamente amables y de buen semblante.
El atolón tiene dos únicos accesos para entrar en él: el paso Tiputa y el paso Avaturu, que a los amantes del buceo les resultarán conocidos pues en las pendientes exteriores de los mismos se practica un buceo de gran atractivo visual ya que es fácil avistar cientos de tiburones, delfines, tortugas, mantas raya, tiburón ballena y con suerte en época de cría, ballenas yubarta con sus bebés. Por no mencionar los miles de peces y demás fauna de menos de medio metro que ni siquiera llaman la atención a pesar de su colorido.
Los canales son lugares de continua corriente, pues aunque las mareas en este lugar del planeta son muy pequeñas, las inmensa masa de agua que puede llegar a contener el lagoon, a la hora de aliviar, se canaliza por esos dos únicos pasos de menos de doscientos metros de ancho, con lo que el flujo de agua puede llega a los seis nudos. Es obvia la precaución a la hora de navegar, y cómo no, de bucear. Los delfines juegan en las grandes olas que se forman con la corriente saliente y el oleaje de fondo dando espectaculares saltos de hasta cinco metros de altura (estos ojitos lo han visto).
Una vez en el interior del lagoon, lo cierto es que no hay demasiadas cosas por hacer. Los asentamientos humanos son ciertamente reducidos como para ofrecer una opción de ocio. Divertidos paseos interminables por las playas de las dos costas (interior y exterior del atolón) pueden dar una visión de los regalos que el mar arroja: conchas de todos colores y formas. Un baño en el canal con la corriente entrante te transporta por unos centenares de metros sin esfuerzo mientras contemplas la fantástica fauna que se apunta al remolque. Inmensas mantas raya tienen en ese paso los que aquí les llaman estaciones de filtrado, que no son si no lugares con alta concentración de plancton del que se ponen ciegas mientras curiosos bañistas observan su paso sin que se inmuten por su presencia.
En Rangiroa dos actividades más centran el atractivo de una visita: una playa rosa, tras una complicada navegación de treinta millas por el interior de la isla y un lagoon azul. La playa rosa lo es por la concentración de coral rojo en su arena, y el lagoon azul es un precioso lagoon dentro del lagoon con un agua que se renueva con el agua ya de por sí “vieja” del propio atolón dando a éste unos tonos turquesa increíbles en un entorno tranquilo de palmeras, paz y poco más.

El hecho de que cada lugar haya de ofrecer al visitante lugares o actividades de interés da lugar a reflexión. ¿Qué sucede cuando llegamos a un lugar en el que lo que nos dan elaborado fuera no llena lo que tenemos dentro?
Pues que nos aburrimos. Y eso es quizás normal en una sociedad en la que estamos acostumbrados a llenar nuestro tiempo con todo tipo de actividades de ocio o con cultura, pero aún existen muchos lugares en el mundo en donde el contacto humano puede ser esporádico, selectivo, y otros hábitos que se cubran con la observación de la vida simple (que por otro lado es otra manifestación de la cultura, de otra cultura) nos resultan incomprensibles. No hago si no echar de menos un mayor contacto con mi utopía de independencia e intentar entender cómo pueden vivir los polinesios en islas pequeñas sin nada de lo que conocemos para subsistir emocionalmente.
No obstante Rangiroa contiene todos los elementos necesarios para encantar a las mentes más aceleradas, y el poco aunque selecto turismo que llega se nutre de variados espectáculos, protagonizados casi en su totalidad por la propia naturaleza. Loable dada la saturación de actividades tecnificadas que da el día a día en el primer mundo.
Hola Edu , he conseguido un puesto de primer oficial en el kokomo of london ,(ahora Nuberu Blau )40 mtrs , diseño dubois .Salgo para San Diego el viernes y estare alli hasta finales de Diciembre ,luego saldremos haciendo la misma ruta que vosotros .Esperamos llegar a Nueva Zelanda en Octubre 2010, para luego subir al Pacifico norte . Aqui te mando mi E mail :victorgranados69@gmail.com.Dime cosas .
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