viernes, 17 de julio de 2009

Polinesia francesa



Hablar de la Polinesia siempre me había planteado una cantidad de incógnitas que mi desconocimiento alimentaba de modo progresivo. Cuantos más datos tenía, más difusa era la realidad de lo que sabía. Gracias a que me encuentro aquí, he reordenado la información, eliminado vagas intuiciones e introducido muchísima información más sabrosa de lo que imaginaba.


Una muestra de cultura local te la puedes encontra en cualquier rincón. Aquí el muelle de la isla de Nuku Hiva, en el archipiélago de las Marquesas

Las islas del sur, como también las denominó Robert Louis Stevenson, son un extensísimo conjunto de islas de origen volcánico en su mayoría, rodeadas o formadas íntegramente en muchos casos, de arrecifes coralinos que le dan al navegante la protección deseada de la mar. Las islas del sur comprende una basta extensión de mar que agrupa tres grupos muy diferenciados de islas: Polinesia, Melanesia y Micronesia.

Aquí tenemos las islas del sur al completo, Polinesia, Melanesia y Micronesia

La Polinesia que voy a tratar aquí es la que estamos navegando, la francesa, que con cinco archipiélagos bien diferenciados ocupa una superficie de dos millones y medio de kilómetros cuadrados. Ciento dieciocho islas conforman la totalidad de tierra firme que no supone más que una porción de tierra comparable a la mitad de Córcega, mientras que la extensión marítima abarca la extensión de toda Europa. 260 mil personas habitan la Polinesia en sólo setenta y seis de ellas, y como dato valga saber que durante el año 2007 legaron un total de 216 mil turistas. Mi impresión es que se mantiene un turismo respetuoso con el medio gracias a que es un destino alejado de todo y caro.

Si nos fijamos bien, se observa en sombreado el contorno de Europa comparado con la extensión de los cinco archipiélagos de la Polinesia francesa, De la Sociedad, Marquesas, Touamutu, Gambier y Austral.

Nuestra llegada a la Polinesia fue en el archipiélago de las Marquesas, las más agrestes de todas, descubiertas por Alvaro de Mendaña (Las islas de la imprudencia, Robert Graves) en el año 1595, aunque como siempre, los ingleses se llevaron la gloria gracias al inefable capitán Cook y los franceses acabaron anexionándolas a su soberanía en la década de los años 1880’. Pero este catastrófico repaso de historia es sólo decorativo, pues tanto holandeses, franceses, españoles, portugueses como incluso americanos contribuyeron a proclamar diferentes voces de descubrimiento.

Puesta de sol desde la marina Tahina, en Papeete, Tahití, donde pasamos dos semanas antes de recibir al jefe. Es frecuente la espectacularidad cromática.

A resguardo de los arrecifes encontramos fondeos sumamente confortables y seguros. Aquí en Tahití con Moorea al fondo.


Los flujos migratorios que establecieron el asentamiento humano datan del año 2000 a 1000 antes de C, siendo dos teorías las que suponen el origen de la vida humana: migraciones del este, demostrada por Thor Heyerdhal a bordo de la Kon Tiki, y del sudeste asiático, más aceptada por la clase científica actual.
Pero mi intención no es apabullar con datos que se pueden encontrar en cualquier enciclopedia, si no reflejar las impresiones de mi estancia aquí, con lo que voy a intentar ser escueto y personal en la descriptiva cultural.
Los Polinesios son gente amable en general, aunque el turismo, y ya sabemos que no es demasiado, rompe rasgos genéricos. El coleccionador de lugares, antes que viajero, está más preocupado en su propio bienestar que en interrelacionarse con el medio humano y físico y en ocasiones su actitud poco delicada pasa explícitamente a la falta de respeto.

Las canoas de uno, dos, tres, seis, doce o hasta dieciocho remeros son algo más modernas que las que mencionan las crónicas, pero todas van dotadas con el patín de apoyo.

Aunque la polinésica es una raza extendida en las islas del Pacífico, en la realidad parece que tan sólo la tierra y cultura les pertenece, ya que el poder político y administrativo lo poseen los franceses y el económico los chinos. Un importante colectivo independentista reclama sus derechos mientras el gobierno francés afloja la cartera sosteniendo una soberanía carísima que les otorga colonia y unos controvertidos “derechos nucleares” entre otros. Es frecuente ver en Tahití, la isla mayor y Papeete, su capital, a nativos tatuados hasta las cejas (no exagero), con grandes letreros en la vía de acceso a la ciudad mencionando a los padres de la revolución. (Gibraltar español!… Ceuta y Melilla?).
Es sorprendente la cantidad de obesos que se ven en cualquier isla, tanto hombres como mujeres y aunque de rasgos suaves y facciones amables, es más fácil ver a un travesti que a una mujer guapa de verdad ( no es sexismo, es una realidad cultural, pues era frecuente educar al último varón de la familia como a una mujer, ya Paul Gauguin dió cuenta de ello –El paraíso en la otra esquina, Vargas Llosa). Sin adentrarse más en las costumbres culturales, otro dato llamativo es que tanto mujeres como hombres llevan con frecuencia en su oreja una olorosa flor de Tiaré, enseña de identidad nacional, significando disponibilidad o compromiso según la oreja portadora (derecha libre, izquierda ocupado).
Las canoas han sido un medio tradicional de desplazamiento en un entorno eminentemente acuático, y como tal, se mantiene en la cultura, viendo todos los días, a todas horas y en cualquier sitio, a una o muchas canoas con patín, de uno o varios remeros, siendo una actividad deportiva de práctica popular.

También he ido a trotar por las cumbres de las montañas. Es espectacular lo aéreo de sus recorridos transitando por las afiladas crestas que los coronan.

...y cuando digo afiladas crestas digo que están cortadas con cuchillo. Lástima de las frecuentes nieblas que abrazan las alturas que parecen restar brillo a la ascensión

La orografía de las islas altas es un escenario idóneo para el excursionismo, ofreciendo unos paseos vertiginosos por las caprichosas crestas basálticas de sus cimas. Frondosas y húmedas, poseen una naturaleza vegetal extraordinaria, dando gran cantidad de frutos, flores y maderas del todo desconocidas para nosotros, a quienes si nos quitan los pinos ya no sabemos de qué árbol se trata.

Un simpático y timerato pez cirujano juega a esconderse entre los colores del coral. miles de peces de colores inundan cualquier rincón de las aguas pareciendo más un acuario de exhibición que un trozo de mar, según nuestro entender mediterráneo

Pero aunque la montaña llega en las islas altas a ocupar todo el interior, y sus cimas alzarse hasta los dos mil quinientos metros, no existir fauna “malígna” ni tiempo inclemente, es el escenario marino el más reputado de todos los que encontramos en las islas. Un agua cálida (ahora es invierno, está a veintinueve grados), sin contaminación, y sin depredación humana, alberga a una increíble variedad de fauna marina que hace las delicias de turista, buceador, documentalista o biólogo para cada inmersión en cualquier rincón y a cualquier profundidad.
El arrecife coralino es obviamente importante para la vida marina, pues es casi el origen de la cadena alimentaria y es curiosísima la formación geológica de estas islas y arrecifes.
A groso modo, las islas son afloraciones del magma de la corteza terrestre que llegaron a la superficie del mar formando las mismas. En sus costas se asentaron colonias de coral rodeando sus perímetros, hasta que la propia isla debido a su mismo peso sufrió una inmersión (en geología subsidencia). A medida que la isla iba hundiéndose, el coral seguía aflorando, formando un espacio lacustre entre isla y arrecife, protegido del mar que frena el propio arrecife. Las islas más jóvenes poseen tierra montañosa picuda en el centro(forma del afloramiento del magma) , un lagoon o canales de agua tranquila y somera perimetral, y como anillo exterior, el arrecife y con frecuencia motus, islotes de formación coralina. En las islas más viejas, el pico ha sido engullido por las aguas y queda tan sólo el anillo coralino formando los fotogénicos lagoones sin tierra interior.
Bora Bora, en el archipiélago de la Sociedad o un claro ejemplo de isla jóven. Un pico basáltico central rodeado de aguas tranquilas y navegables cercadas por arrecife de coral. Cuando el arrecife es muy grande, las palmeras crecen en su superficie

  Sin embargo Rangiroa, en el archipiélago de las Touamutu, es otro claro ejemplo de isla vieja, donde ha desaparecido la isla quedando sólo el arrecife formando lo que se llama un Atoll


La navegación en las aguas interiores del arrecife, a pesar que parece repetir escenarios, no cansa dada la belleza de sus costas. Cientos de playas se suceden mientras palmeras se mezclan con vegetaciones desconocidas para mí

Un motu o isla de formación coralina protege un paso de entrada en la isla de Huaine

Es frecuente ver olas enormes estrellarse contra el arrecife en los canales de entrada a las islas. Son lugares de fuertes corrientes y oleaje intenso que conviene pasar deprisita.

Este espacio entre arrecife y tierra, o lagoon interno, ofrece casi siempre una o varias entradas naturales que proporcionan una vía de renovación de las aguas gracias a las mareas y acceso a fauna y barcos. Dan una protección constante de las inclemencias del mar a las orillas de la costa y facilidades a la vida humana. La profundidad de estas aguas varía pero es de calado suficiente para la navegación incluso de grandes cruceros (sondas de treinta metros es frecuente). En las islas que conocemos están todos los accesos al interior del lagoon balizados, tanto de día como de noche, siendo éste
balizamiento A. Y es en estas aguas siempre apacibles donde nos zambullimos para deleitarnos con la maravillosa vida animal que a modo de acuario encontramos incluso a un metro de profundidad.
Van a ser los siguientes meses escenario de descubrimientos personales, y aunque formemos parte de las hordas invasoras, la intención de la tripu, es al menos de respeto al medio ambiente y al colectivo humano que disfruta de un de las calidades de vida más envidiables que conozco.

5 comentarios:

  1. ¡Pero bueno! ¿Y el video de las mantas? Y hablando de otra cosa, ¿cómo está el tema de la inmigración por allá? Es que está como para jartarse de todo...

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  2. Cayus Magnificus!

    Que alegría descubrir tu blog.
    Me ha encantado conocer todo lo que estas viviendo por ahi!

    Un abrazo muy fuerte,

    Marina.

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  3. Hola tron, eres un pozo de sabiduria... ¿qué tal la balleta?
    un abrazo

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  4. Hola Marina, el gusto es mío.
    Muchos besos

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  5. Hola Jesús. Como veo que tu parte insana te devora, te diré: La bayeta me da una forma física envidiable; flexión acá, extensión allá.De sabiduría ya sabes que ando escaso, está todo en los libros.
    Un abrazo

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