sábado, 26 de diciembre de 2009

El gran parque de atracciones

Si de algo presume Nueva Zelanda es de naturaleza, y si de algo disfrutan los neozelandeses es de la misma. Es obvio que siendo ésta de un atractivo poliédrico, sea lo que ofrecen al visitante como moneda de cambio y que se encuentre perfectamente protegida y regulada. Pero si algo podemos achacar a este sistema es precisamente el exceso de protección y explotación a la que someten a esta fuente de economía. Quizás sea porque siempre he circulado con más libertad por cuantos sitios he conocido, quizás porque mi individualismo me enfrenta con el interés común, o quizás porque algo de razón tenga, pero el caso es que por lo que voy conociendo de este país, todo se halla al alcance del más tonto, del menos desenvuelto y se facilita todo para su entero disfrute… e ingreso de beneficios. Es cierto que esto ofrece innumerables ventajas en todos los sentidos, pero también que le resta emoción y autenticidad a cuanta empresa quieras acometer. El turismo activo en cualquier manifestación es lo que encontraremos en todos los sitios y nunca una dificultad burocrática, geográfica, física… representará un escollo para llevar a término lo que se nos antoje, entre otras cosas, por que está ya todo hecho.


Un espectacular Géiser en Rotorua nos hace pensar en la inestabilidad del terreno que pisamos. Aunque este de la fotografía es de confianza y su erupción la tienen asegurada en pases diarios a las diez quince de la mañana...increíble!
Aunque para mí el verdadero espectáculo es el que estaba detrás de la cámara, una audiencia de más de doscientas personas a las que nos soplaron por ver el géiser y un paseo por la zona la friolera de treinta euracos!! Alguna vez hay que ser un panoli, verdad?
Los colores de sus aguas sulfurosas crean sugerentes contrastes dando un aura de cierta irrealidad a toda la zona
Pero lo que se dice respatar al más desfavorecido, sí que lo hacen. Aquí una simpática señal de cuidado, Kiwis sueltos!
No obstante la oferta en cualquier ámbito es enorme y siempre podemos encontrar cualquier actividad que se adecue a nuestros intereses o necesidades, sea en tierra, mar o aire, y con la garantía de que siempre somos bienvenidos, y que la calidad de cualquier actividad es generalmente superior a la media que conocemos.
En los fines de semana que voy teniendo libres aprovecho para moverme por el país, lo que puedo en dos días, y con tanta suerte que ha coincidido la visita de mi amigo Manuel y señora que han tenido el acierto de escoger para sus vacaciones este atractivo territorio de ultramar. Es de agradecer compartir con amigos ya confirmados de vez en cuando, pues aunque voy conociendo gente externa al barco que puedo llamar amistades, la intensa convivencia a bordo del barco hace que las primeras caras que quiera olvidar sean las de mis compañeros de trabajo, que sin ser estos mis enemigos, en muchas ocasiones no compartimos más que eso, trabajo y profesión. Ha sido por tanto un fin de semana lleno de risas y recuerdos y de actividades compartidas.

Durante varios kilómetros unas sólidas pasarelas son el firme por el que discurre la primera parte de la Tongariro Alpine crossing. Un exceso de todo tipo. Yo creo que no hay que acercar la montaña al hombre, si no que el hombre tiene que acercarse a la montaña.

Y en medio de ningún lado unos baños para nuestras necesidades. No si en el fondo está muy bien, la gente suele ser muy cerda, pero no deja de extrañar tanta instalación en medio de la nada.
Las imágenes que acompañan este post corresponden al parque termal de Rotorua, una inmensa zona dominada por una actividad térmica contínua que se manifiesta en múltiples formas, desde géiseres, aguas termales, grandes zonas dominadas por pestilencias sulfurosas y toda la parafernalia de la que se puede sacar beneficio económico. A pesar de todo y de mis quejas, el lugar es precioso y la gente continúa siendo muy amable, sin el interés hipócrita que muy bien conocemos en nuestra casa.
El resto de fotografías corresponden al parque nacional de Tongariro, un volcán situado en el centro de la isla norte en el que se pueden recorrer diferentes y emocionantes caminos de montaña por una sugerente zona volcánica; fumarolas, nieve, lagos y paisaje lunar es lo que nos encontramos durante el recorrido de la conocida Tongariro Alpine crossing route, un camino que se eleva por encima delos dos mil metros y que se completa en media jornada de marcha ligera. De una belleza deslumbrante, es la misma que mancillan los orcos en el Señor de los anillos cuando salen al encuentro de los buenos para merendárselos.
Sendas muy bien señalizadas no pierden su belleza por ello. Estamos en medio de un gigante cráter.
El camino se alza hasta por encima de los dos mil metros; hace frío, y hay un viento fuerte, pero como casi siempre el esfuerzo tiene recompensa.
Los colores de los lagos de agua caliente ofrecen un contraste en este paisaje lunar en el que los tonos ceniza dominan el terreno.



Y para los que quiren disfrutar de los aires del monte, siemopre tienen la oportunidad de pernoctar en uno de los refugios guardados que existen en el macizo.

1 comentario:

  1. Això m´agrada Eduardo: Mar i Muntanya un binomi excel.lent...Bon Cap d´Any i Feliç 2010
    Maite i Manuel

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