sábado, 5 de marzo de 2011

Reino de Tonga

No es sólo otro archipiélago del Pacífico, es casi otra experiencia en la vida.
No es tan sólo el único país que con orgullo pueden decir que nunca fue colonizado, si no que además se le atribuyen los restos más antiguos de la cultura polinesia. Y entre sus particularidades, especialmente está su gente, que acuna una cultura rica en protocolos sociales y un carácter especial.

Realmente en el "culo" del mundo

Desde el avión, una miríada de pequeñas islas salpican estas aguas como si fueran gotas de lluvia. Noventa y seis islas habitadas de las ciento sesenta y nueve del archipiélago, acojen a una población de cien mil habitantes (2009).

Que no te miren a los ojos cuando hablas con ellos no es timidez si no más bien una muestra de respeto, que los cerdos caminen libremente por las calles es un síntoma de salud social, que aún vistan con ropas tradicionales es un signo de orgullo y distinción.
La sociedad tongana está basada en un sistema de jerarquía social, en la que los propios tonganos van a evitar hablar entre ellos hasta que descubran cual de los dos tiene un rango superior, y éste determina el tono para toda interacción. Es la única sociedad del Pacífico en la que una monarquía todavía goza del poder político, cuyos miembros únicamente pueden casarse con otros de su escala o con nobles, bajo riesgo de perder sus títulos de realeza. Pero este feudalismo arrogante, en la práctica es más bien otro signo que les diferencia del resto de sus vecinos pacíficos y no un abismo social.

El culto a sus muertos nos sorprende por lo desenfadado y público. Numerosos cementerios engalanados donde los muertos están muy presentes.
Más playas de fina arena y paz infinita adornan las costas de sus islas

El dinero no fue de su interés hasta tiempos muy recientes, por lo que su riqueza se basaba en comida u otras posesiones perecederas.
Para ellos el tiempo es un ejercicio de futilidad, han dispuesto de él de modo opuesto a nosotros y sólo la influencia de los palangui, o sea, nosotros, le ha dado sentido al cómputo horario.
Pero no pretendo hacer un estudio de antropología, porque en el fondo, a gente como nosotros, que pasamos por su vida levitando y no penetramos en ellos más que a un nivel superficial, todas las diferencias se ajustan a una buena convivencia de visitante y el resultado es una amigabilidad encomiable.
Es un país con pocos recursos económicos, donde un tímido turismo despunta una inocente economía. Como otros países de oceanía, Nueva zelanda y Australia son los hermanos mayores que se prestan a cubrir sus necesidades básicas que no pueden autosatisfacer, como cultura (neo), tecnología o incluso diferentes ayudas sociales.

El protegido puerto de Neiafu desde el tope del palo (el lugar más alto de la isla) nos da la imagen de aguas serenas en las que más barcos que en ningún lado de los visitados fondean plácidamente. Una base de chárter de Moorings y otra de Sunsail suman barcos en este rincón y aportan turistas a sus aguas.

Nuestro periplo se centró en una navegación y estancia larga en el grupo del islas del norte, Vava’u group, más adecuadas para el turismo náutico. La larga estancia se debió a una prolongada ausencia de nuestro jefe y nos permitió con satisfacción una mayor permeabilidad con el entorno humano y físico.
Un puerto muy protegido y una base de chárter náutico en Neiafu hace que en el lugar se concentren más turistas náuticos y barcos que en todas las islas del Pacífico que hasta la fecha hemos visitado, pero afortunadamente sin que nunca pueda tomar el cariz que conocemos por nuestras latitudes (dígase Formentera en agosto, aggg!).
Pequeños resorts particulares son ideas de vacaciones asequibles, eso sí, si ignoramos que casa está en el otro lado del mundo y el precio del viaje es alto.

Una abundante y espectacular fauna marina inunda los bellos arrecifes que nos ofrecen sus espectáculos a cada inmersión, que afortunadamente, esta vez podemos repetir con relativa frecuencia.

Y cómo no, el mercado de abastos es el lugar más afortunado para conocer cuál es el ritmo de vida local, que nos confirma la poca variedad alimentaria que disponen.

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