Subimos un poco en latitud, hasta que el viento nos dió para no arriar velas. Un poco de proa desde las islas Marquesas, último contacto con Polinesia antes del continente, y luego una cómoda travesía de entre quince y veinticinco nudos de través durante tres mil millas. Ningún chubasco con viento, calorcete, algunas encalmadas finales, mucha lectura,alguna charla con quien puedas, películas, comer, dormir, guardia. Algo rizados, conservadores, y dieciocho días de vida circunscrita a la borda. Y por fin Panamá. Sensación de abandonar un período de vida.
Unas imágenes valen más que mis palabras.
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