...la montaña va a Mahoma

A pesar de que en este barco las velas sean algo más que un adorno, para regocijo de mis queridos amigos que se lo pasan pipa mofándose de mí (yo también lo haría), se me han roto!!
Bueno, roto es un decir, pero para el caso es lo mismo. Se han descosido en la navegación de vuelta de Lyttelton a Auckland, y además con muy poquito viento.

El aspecto del grátil descosido era desalentador de imaginarse una avería mayorY es que como todo en este barco, se hace complicado hasta lo más simple

Y que se hayan descosido donde lo han hecho plantea una serie de problemas.
El grátil, cerca del puño de driza se descosió en mayor y mesana al izarlas en una de esas maniobras a las que están poco acostumbradas, es decir, al desenrollarlas de sus botavaras. El problema es que si se descose más grátil, puede llegar a plantear problemas para enrollarla de nuevo, y con estas dimensiones, prefiero ni pensar en este tipo de problemas, Dios me guarde! No sé si os podréis hacer una idea, pero a mí se me ponen los pelos de punta sólo de pensarlo.
Y como tenía que repararlas, y no quería volver a pasar la agonía de arriarlas, se obró el milagro, me las cosieron a bordo. No sé si habéis cosido alguna vez algo de este gramaje, pero yo ya llevo algunos metros en estas velas, y además de tiempo requiere mucho esfuerzo. Por eso mi alegría cuando los chicos de North sails vinieron a bordo y me quitaron el problema.
Os aseguro que aunque la máquina de coser pesaba un quintal, todos los esfuerzos fueron muy agradecidos
Y la verdad es que hasta una simple máquina de coser tiene una tecnología increíble. Un ordenador, aire a presión, motor eléctrico... todo para una puntaditas...

Así da gusto reparar las velas, verdad? Sin moverlas del barco!

La razón de que se descosieran es que el hilo de los primeros metros de las velas, los que están expuestos a la acción de los rayos UVA por no poder enrollarse completamente en la botavara, estaba quemado por el sol. Una excusa muy pobre para el poco tiempo de vida que tiene, pues todo el grátil se cambió hace un año.
A ver qué me depara el futuro