lunes, 4 de enero de 2010

Mar vieja


Nunca conoces a una persona del todo. Y esto es lo que me pasa con Lluis.
Además de muchas millas, he compartido con él, jefe, amigos, lugares, trabajo... y después de muchos años de conocernos, he de decir que tiene la capacidad de sorprenderme de nuevo.
Bajo una mirada sobria y pocas ganas de tonterías, si no fuera por la delicada capacidad que posee para escribir historias, bien podría decirse de él que se trata de un hombre a quien además de gustarle su soledad, su corazón se halla en un páramo poco dado a la sensibilidad.
Pero cuando te sumerjes en los recreos de ánimo a los que te conduce con su pluma, rápidamente te seduce la luminosidad de sus anhelos, que no son otra cosa que el alma con la que viste a sus personajes.
El año pasado quedó finalista en el XII premio Nostromo de literatura náutica con la obra Cíclades, y este año se ha desquitado ganándolo con este recopilatorio de tres preciosos cuentos a cual más bello.
Recomiendo encendidamente su lectura a todo amante de las letras, y si bien el escenario es el mar y su gente, nos habla de las más básicas necesidades del ser humano más allá del encuadre maríno.
Es un gusto no haberle conocido bien.

2 comentarios:

  1. Gracias por el apunte literario, lo compraré.

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  2. Hace mucho que no publicas nada en el blog. Menuda novia te habrás echado en Nueva Zelanda.

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